jueves, 7 de abril de 2011

Domingo Ignacio Montenegro



El viernes 7 de enero tuve el agrado de tener una hermosa charla en una soleada mañana, en el patio de su casa con el Señor Domingo Ignacio ”Vasco” Montenegro.
Con la compañía del mate, una exquisita caja con fotos en blanco y negro y la simpatía de su hijo Juan, recopilé estos datos:

Domingo nació un 4 de agosto de 1923 en el partido de San Miguel del Monte. Hijo de Don Juan Montenegro y Doña Nicolasa Hornos. Tuvo 6 hermanos: Juan, Ramón, María Ceferina, Juana Dorotea, María Luisa y Fernando, el más chico y único vivo que sigue en la ciudad de Monte en su casa paterna del siglo XIX. Estudió hasta 2* grado en el pueblito Francisco Berra. Desde muy chiquito fue peoncito de campo. Luego de cumplir el servicio militar (1944) regresó al tambo. El lugar ya no le agradaba como para quedarse. Uno de los motivos era que ya no tenía más a su mamá. Ante esta situación, habla con su patrón casado con una Señora de apellido Viceconte y el mismo le aconseja emigrar para los pagos de Monte Grande, donde le darían trabajo en la forrajería de su cuñado, Vicente Viceconte. Fue así, que en 1945 llegó a nuestra ciudad y empezó a trabajar en dicho forraje ubicado en la esquina de Lavalle y Santamarina (hoy Pizzería Vuelta de Obligado, década del 70 casa de repuestos Frati). Empezó como repartidor en un carro donde llevaba carbón, maíz, leña, etc, por las calles de tierra de nuestro pueblo.
Para vivir alquiló una pieza en Emilio Castro (Rotta) y Vicente López detrás donde funcionaba la tienda “La Nena” y que era de la familia Kulhmann. En ese barrio conoció a la Señorita Beatriz Iglesias que vivía a dos esquinas, Carlos Casares (Rojas) y Vicente López. En esa intersección estaba la lechería “La Martona”. Entre compra y compra en ese lugar el joven Domingo quedó impactado con Beatriz. Esto llevó a un noviazgo que se cristalizó en casamiento en 1948. La ceremonia se realizó en la parroquia Inmaculada Concepción. Esto emparentó lógicamente a Montenegro con los hermanos menores de su flamante esposa. El recordado Héctor “Vasco” Iglesias (16/06/1930-02/01/2008) y Rosa. Dos hijos, nacidos en MG. y con el siempre servicio de la enfermera montegrandense Mariana Arbel, colmaron de dicha a la pareja. Juan (1949) y Néstor (1956) fueron esos frutos.

Trayectoria Laboral: Con Viceconte estuvo tres años. Luego por cuatro o cinco años en la estación de Servando Pedrido donde lavaba autos y engrasaba. Continuó en la Firestone por tres, cuatro años donde cumplía funciones de armador de cubiertas. Hablando sobre ruedas, acá entra en escena Rubén José Javier Roux, el más grande piloto de carreras que tuvo nuestras tierras. Roux lo conocía desde Pedrido y lo llevó en el año 1957 para sus filas. Por 36 años trabajó para Los Roux. Hizo diversas tareas. Camionero, mecánico y encargado de los camiones en el taller de Cardeza al 400, mano impar. Actuaba como una especie “rueda de auxilio”. Iba generalmente a  todos los grandes premios. Llevó el control de 27 camiones ya que Roux hacía los servicios de transportes de La Martona, lo que llevó al piloto a tener también un terreno sobre la mano de enfrente, Cardeza mano par.
Sobre la personalidad de Roux (que vivía a la vuelta de su taller, Rivadavia al 300), Don Domingo me decía que era un tipo muy bueno, de muy buenos sentimientos e impaciente debido a la gran ansiedad que lo caracterizaba. También me contó que un día, el recordado corredor, le pidió que lo acompañara al Aeródromo de Siro Comi para que lo ayudara a lavar la avioneta que era de su propiedad. Lo que menos se imaginó el pobre Domingo es que el pícaro de Rubén lo lavó en las alturas, bajo una cortina de lluvia.
Retomando el camino del “Vasco”, digamos que al casarse vivió un tiempo en la esquina de Rojas y Vicente López. Esta propiedad era de la familia Bermúdez, dueños de la cochería “Leguizamón” que estaba en Alem al 100, mano impar, cerca con la intersección con Rojas. Julio y Néstor eran los hijos del Señor Bermúdez.
A posteriori, en los años 1957 y 1958 la familia Montenegro se mudó a Rodriguez al 700. Su dueño, Carlos Criado, hombre que trabajaba en Y.P.F. se fue a Cuba por dos temporadas y les dejó a ellos el mantenimiento y cuidado de su inmenso chalet.
Por fin, en 1960, Domingo logra adquirir techo propio. A través de la inmobiliaria del “Gordo” Nuñez compra una casa desocupada en Arana 505. Se transforma en su residencia definitiva por medio siglo de vida. Hombre de andar siempre en camioneta, supo cosechar muchos amigos. Entre ellos, quiso destacar al “Rengo” Chirón, El “Churro” Martínez del vivero del Rojas al 100, José María Ruescas y los Di Ciaccio especialmente “El Negro”. También cobijó en su casa en los años sesenta al por entonces jovencito corredor Luis Rubén Di Palma. Hasta un pingüino adoptó en su casa. Traído por sus compañeros laborales desde Mar del Plata vivió varios años con la familia. Cuando sus hijos eran chicos el pájaro con frac los acompañaba al almacén de Don Sabarino que estaba en la esquina, Rivadavia y Arana, hoy “Dbass”.
¡! Qué tiempos!!, no? Tranquilidad reinante, poca gente y el pingüinito caminando lo más pancho por la vereda.
Fue muy linda la charla y la calidez dispersada hacia mi persona por Domingo, Juan, con el agregado final de uno de sus nietos..
Nunca, pero nunca imaginé que esta alegría recibida iba a ser trastocada estos últimos días.
El 25 de enero, María Esther Paz (hacedora de este encuentro) me llama y me da conocer una triste noticia, Domingo, estampa bonachona y estirpe de muy buena persona nos había dejado el día anterior, 24 de enero.
Me ha dejado perplejo. Me deja sin palabras. Solo acompañar y tratar de darle algo de ánimo, si se puede, a sus hijos Juan y Néstor como también el de agradecerles de haberme permitido conocer a su padre.

Adjunto tres fotos: La primera, Domingo en el día del inolvidable encuentro. La  segunda, Domingo alzando los brazos junto a su hijo Juan sobre Reta al 100 y la tercera el Señor Montenegro posando junto a una querida chata en lo de Roux.

Daniel "Chanchi" Sánchez 

1 comentario :

  1. ¡Qué suerte tuviste al haber tenido esa charla! y nosotros porque la compartiste.

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